La Inteligencia Emocional

La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer y gestionar tanto las emociones propias como ajenas. Mientras que el concepto de inteligencia clásica atiende al coeficiente intelectual, la inteligencia emocional se relaciona con parámetros de nuestro cerebro más primitivo.

Coeficiente Intelectual vs Inteligencia Emocional
El concepto popular de inteligencia a pesar de ser ambiguo, está relacionado con capacidades muy estereotipadas. Esto nos ha permitido definir un concepto que mida la inteligencia en base a unos tests: el coeficiente intelectual. En este aspecto prima la capacidad verbal, la aptitud matemático-lógica y la visión espacial. También se podría complementar con los dotes musicales y el talento kinestésico (expresión corporal, manifestaciones físicas,...).

Así pues, el concepto de coeficiente intelectual se concibió con la idea de definir un patrón aptitudinal que indicara nuestras posibilidades de éxito. Sin embargo se ha observado que el C.I. (coeficiente intelectual) sólo determina en un 20% nuestras posibilidades de éxito. El 80% restante responde a nuestra inteligencia emocional. En este sentido se puede afirmar que lo que en mayor medida garantiza nuestra salud, bienestar, felicidad y éxito es la inteligencia emocional. Si somos unos ignorantes emocionales tendremos más posibilidades de caer en problemas de depresión, ansiedad, violencia, drogas o trastornos alimenticios.

Características de la Inteligencia Emocional
Si en realidad este tipo de inteligencia es la que nos garantiza la felicidad y el éxito, merecería la pena profundizar en ella. Así pues, se pueden citar 5 aspectos, tres de carácter interno y dos de carácter externo.

1. Autoconciencia (ser conscientes de las emociones que nos abordan en todo momento)
   
2. Autocontrol (posibilidad de dominar y gestionar nuestros impulsos)
   
3. Automotivación (canalizar nuestras emociones para aumentar nuestra motivación)
   
4. Empatía (capacidad de ponerse en el lugar del otro o de sentir como él siente)
   
5. Habilidades Sociales (aptitudes que nos permiten interactuar con los demás)

Habría que destacar que el peso de la Inteligencia Emocional cada vez es mayor en nuestra sociedad. Ésto es debido a que las emociones nos ofrecen "aprendizajes obsoletos". Los traumas, fobias u obsesiones provienen de aprendizajes emocionales que para nada resultan prácticos en el mundo de hoy. Los antiguos humanos sobrevivieron gracias a estos aprendizajes, pues así evitaron peligros para salvaguardar su vida. Sin embargo, hoy en día no estamos expuestos a tales peligros que requieran de aprendizajes tan radicales. Este problema ha surgido como consecuencia de los grandes cambios que han sufrido las sociedades humanas frente a las necesidades de miles de años evolutivos para producir pequeños cambios. Quizás, en este aspecto, estemos hablando de uno de los mayores retos que deberá afrontar el ser humano.

El aprendizaje Emocional
Todo proceso de aprendizaje está relacionado en mayor o menor medida con nuestras emociones. Esto es debido a que el aprendizaje se inicia en la amígdala (nuestro cerebro emocional). Los datos del contexto actual se hallan en el hipocampo (almacén de memoria contextual.) Éstos se relacionan con las emociones que despiertan en la amígdala (donde existe un depósito de memoria emocional). Por último, el proceso se hace consciente cuando la amígdala se comunica con nuestro córtex prefrontal (zona del neocórtex relacionada con la toma de decisiones), donde se halla nuestra memoria de trabajo (la que mantiene operativa la información necesaria para llevar a cabo una tarea).
Habría que destacar que estar sometidos a grandes cargas de estrés, disminuye el tamaño de nuestro hipocampo e inhibe la actividad de nuestra memoria de trabajo, por lo que el proceso de aprendizaje se hace mucho más arduo y complicado. Sería como realizar complicadas operaciones con un ordenador limitando su rendimiento.

Aristóteles pierde fuerza
La teoría aristotélica pone de manifiesto que las emociones son las debilidades humanas, por lo que hay que luchar contra ellas. Indica que la supremacía humana se halla en el raciocinio y la lógica. La inteligencia emocional tiene un punto de vista totalmente opuesto. No debemos negar nuestra naturaleza emocional, sino sacar partido de las herramientas de las que nos ha provisto la naturaleza. No se tratar de cambiar lo que existe, sino de sacarle partido a lo que hay.